lunes, 8 de noviembre de 2010

SE SEPARARÓN NUESTROS CAMINOS



Fue precisamente por estas fechas, hace un año cuando tuve que tomar una de las decisiones más dura, difícil y meditada a la que me he enfrentado, poniendo fin a una relación de doce años con mi pareja.



Por qué he tardado todo este tiempo en dicidirme ha escribir sobre ello, porque necesitaba espacio para analizarme, necesitaba mirar desde la distancia, para poder valorar mi aptitud después de aquello.





Hoy me siento preparada. Recuerdo que el día que decidí decir: " hasta aquí hemos llegado", me tiré llorando todo el camino de regreso a casa pues venía de pasar un día en el campo con mi familia y unos amigos, y por supuesto con la ausencia de mi ex, el corazón quería salirse del pecho, y me costaba respirar, sabía que nada le hacia sospechar que ese día oiría esas palabras salir de mi boca. Cuando llegue, estaba como de costumbre tumbado en el sofá, al verme llegar llorando se alarmo, pues no sabia qué me pasaba, cuando reaccionó, intente tranquilizarme para poder articular palabra : " Esto se ha terminado, no puedo seguir", lo había oído otras veces, pero lo que no podía imaginar es que esa decisión era irrevocable.




Yo que durante doce años había pensado que si me dejaba moriría, yo que había apostado por un proyecto conjunto para toda la vida, a la que jamás gustó la soledad, la que hizo las locuras más grandes por conseguir un objetivo, que no era otro que el "quiereme", la que enloquecía de celos, la que no dormía en su ausencia, la que no comía si discutíamos, la que se enfrento a todos, y contra todo. Esa puso un punto y final.




Lo que ahora voy a decir puede sonar duro, pero si dijese otra cosa no sería sincera conmigo misma. Lloré un sólo día, y fue el que se marchó, pero sabia que lloraba de rabia, por el fracaso, no porque se marchase, jamás desde entonces ha vuelto a rodar una lágrima por mis mejillas por él.



Me quede sola , mis padres, en un principio me dijeron que fuese con ellos, pero no quise, era capaz de superar aquello, como había superado otras tantas cosas en mi vida, seguir manteniendo mi casa, saber que me encontraría bien, que esa soledad elegida era mi amiga y no mi enemiga, que nada me amedrentaba, que tenía el timón de mi vida.


No lo he echado de menos ni una sola de mis noches, la tranquilidad y la paz que siento es tanta, que en ocasiones me hace sentir culpable, culpable de no necesitarlo. Y es que no siento nada ¿Cómo puede la mente borrar lo que se ha sentido por una persona? ¿Por qué me resulta tan difícil recordar buenos momentos? Seguro que los hubo, doce años dan para mucho ¿No les parece? Ni besos, ni abrazos, ni caricias, ni su olor, ni el sonido de su voz, nada que me haga recordar, nada que me apetezca hacerlo....



Le tengo un enorme cariño, el cariño que se le puede tener a un buen amigo y le deseo la mejor del mundo, pero ¿Cómo puede ser que ese amor por lo que creía morir, no hizo ni un rasguño? Y entonces te cuestionas, ¿Era verdadero amor lo que sentía? ¿Se puede matar al amor de tal manera, que caiga en el olvido?


Que conste que no le culpo de nada, y no le tengo ningún tipo de rencor, en todo esto desde el principio hubo una sola culpable, y esa fui yo, yo por no quererme, yo por no valorarme, yo por no querer escuchar, yo por no comprender, yo por cobarde, yo por llegar agonizante precisamente a esto, a no sentir, a llegar a pensar que por amor todo vale, por eso pido que se me juzgue, porque me equivoque.




Desde aquel momento todo cambio, el brillo volvió a mis ojos que se encontraban apagados, la sonrisa volvió a mis labios, entumecidos por tenerla casi perdida, el alma regreso a mi cuerpo pues andaba vagando perdida sin rumbo, y lo más importante el corazón, el corazón volvía a latir con más fuerza y ganas que nunca, casi agonizante por falta de cariño, así que me siento más fuerte, más segura, más tranquila, más feliz, en definitiva más yo , con toda una vida por delante, y todo un mundo lleno de ilusiones.






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